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Vanessa Barrientos, su obra y sus nudos

Vanessa Barrientos, de pequeña, soñaba con ser pediatra, siguiendo los pasos de su padre, quien es médico. Le encanta tratar con niños, pero al mismo tiempo se considera una persona muy sensible. De pequeña, solía tomar el lápiz labial de su madre para pintar sobre las paredes de su casa. Aunque Vanessa ha pintado toda su vida, ha ejercido su rol artístico de forma profesional desde hace cinco años, mientras mantiene un cargo corporativo en una reconocida empresa salvadoreña. Su más reciente colección, titulada Nudos, está inspirada en diversas etapas de su vida en las que ha aprendido a desenredar sus propios nudos y a conectar profundamente consigo misma. Muchas de sus obras son actualmente adquiridas en el extranjero.

Ser pintora en El Salvador, ¿Cómo calificas esa frase?

Es como transitar un camino lleno de desafíos, pero también de posibilidades. El arte aquí se convierte en un lenguaje necesario para la transformación, no solo a nivel personal, sino creo que también a nivel colectivo. Y creo que calificaría esa frase como un viaje de constancia, de resistencia, pero sobre todo de mucha autenticidad.

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Si Vanessa Barrientos pudiese tomarse una taza de café para platicar con dos artistas, uno salvadoreño y otro extranjero, ¿a quiénes escogerías? 

Creo que he sido bendecida con la oportunidad de conectar y conversar con artistas salvadoreños a quienes admiro profundamente y que también han inspirado mi camino en el arte. Estoy profundamente agradecida por esas conversaciones que han enriquecido mi corazón. También, como artista extranjera, me hubiera encantado conversar con Hilma af Klint. Su visión trasciende lo visible y explora el misticismo y la espiritualidad de una forma pionera para su época. Fue una persona, como te digo, muy adelantada a su tiempo, y sus obras parecen ser portales hacia otros mundos o niveles de conciencia. Su capacidad para ver más allá del mundo material y plasmar esa conexión con lo invisible me parece fascinante.

Mucho de tu trabajo, como suele suceder con muchos artistas, tiene muy buena exposición fuera del país. ¿Qué le dirías sobre ti, sobre Vanessa y tu arte a cualquier salvadoreño que aún no te conoce? 

Mi arte es una invitación a mirar hacia adentro y a desenredar esos nudos invisibles que nos atan y nos impiden conectar con nuestra verdadera esencia. Creo que mi obra también habla de transformación, de sanación y de esos procesos dolorosos pero necesarios para evolucionar como seres humanos. A través de mis obras, quiero recordarle a cada salvadoreño y a cada persona que, incluso en el caos, hay belleza, y que todos estamos en un viaje de autodescubrimiento y autenticidad.

Tu colección Nudos se basa en experiencias tuyas sobre cómo has ido desenredando nudos en tu vida, ¿cómo surgió ese proceso creativo? 

Nudos nació de un proceso, de un duelo profundo que me llevó a despertar de este piloto automático en el que estaba viviendo mi vida en ese momento. Ese despertar me impulsó a replantearme mis creencias y mi mundo interior. En ese momento de introspección y vulnerabilidad, empecé a reconocer los nuevos nudos que tenía dentro y a enfrentarlos. Descubrí que en cada uno de esos nudos había una lección y un recordatorio de que, al final, todo está conectado. El proceso creativo fue mi forma de sanar, de liberarme de esas ataduras y de convertirlas en algo tangible que otras personas también pueden experimentar y, al final, reconocer en sí mismas.

Tienes formatos de pinturas mini y otras gigantes, contanos un poco más sobre eso. 

Los formatos más pequeños son los que elijo porque reflejan lo que quiero transmitir en una versión reducida. Son como susurros o invitaciones íntimas para las personas que buscan detalles escondidos o en lo pequeño. En cambio, las obras gigantes creo que son gritos al universo, representaciones visuales que poseen una magnitud amplificada de las emociones. Cada formato tiene su propio lenguaje y su propio espacio para conectar con el espectador.

¿Y tenés un formato favorito?

Me encantan los formatos gigantes. Me encantan. Siento que reflejan más la esencia de la obra. Al final, lo que quiero transmitir en Nudos es la emoción que se siente al desenredar esos nudos, una emoción bastante liberadora. Se experimenta mucha paz, tranquilidad, y creo que eso es lo que también quiero compartir con la gente sobre este proceso.

¿Y en ese proceso pones algún tipo de música o te gusta estar en silencio?

Depende. Lo que pasa es que paso muchas horas en ese proceso. En algunas ocasiones sí pongo música; me encanta la música y realmente escucho de todo. No tengo un tipo específico de música. También me gustan mucho los podcasts, así que pongo varios mientras pinto, porque a veces siento que esos podcasts me llevan a momentos que resuenan conmigo. Entonces, conecto mucho con el proceso artístico. En otras ocasiones, también disfruto del silencio, ya que creo que estar en silencio es muy terapéutico al realizar una obra. Es importante permitir que el inconsciente hable al consciente, porque al final ambos conectan para darle visibilidad a una emoción, al mensaje que quieres transmitir.

¿Y hay un podcast que nos pudiera recomendar?

Varios, pero recientemente estoy escuchando mucho “Se regalan dudas”,  creo que es de mis podcasts favoritos en este momento.

¿Cómo definirías tus obras artísticas en tres palabras? 

En tres palabras, transformación, autenticidad y sanación.

¿Tendremos nuevas noticias pronto sobre alguna colección de Vanessa Barrientos? 

Verás, estoy trabajando en una segunda serie de Nudos. Viene con un rebranding de toda la serie. Para mí, ha sido muy significativo y quisiera seguir explorando, pero de una manera un poco distinta. Así que sí, se viene algo.

¿Y los colores significan algo?

De hecho, cada obra tiene su propia paleta de colores, porque me gusta crear los colores. Creo que eso es parte de lo que hace únicos a nuestros *Nudos*. Al final, la narrativa o el significado pueden ser los mismos, pero yo los vivo de una manera distinta.

Eres madre, has sido emprendedora del arte y hoy has firmado colecciones que son muy notables, ¿qué le dirías a una persona que se vea reflejada en ti y que busca aventurarse en el mundo artístico? 

Bueno, primero creo que le diría a esa persona o a esas personas que el arte es un acto de valentía y de mostrarse vulnerable y auténtico. Al igual que en la vida, no hay un camino lineal; cada paso es una oportunidad para conectar de manera más profunda con nosotros mismos. También les diría que se atrevan a transitar por su propio camino y a desenredar sus nudos, porque en ese proceso descubrirán no solo su voz artística, sino también su verdadera esencia.