En el cuadro de honor del Masters 1000 de Roma 2025, entre nombres como Jannik Sinner, Carlos Alcaraz y Coco Gauff, hay uno que resalta no solo por su talento, sino por lo que representa: Marcelo Arévalo, el tenista salvadoreño que, junto a su compañero croata Mate Pavic, ha sellado su pase a la final del torneo tras una victoria sólida en semifinales contra la dupla británica formada por Neal Skupski y Joe Salisbury.
La semifinal, jugada este sábado, fue una mezcla de tensión estratégica y contundencia. En el primer set, ambas parejas defendieron su servicio hasta llevar el marcador a un tie break, donde Arévalo y Pavic se impusieron 7-2 con frialdad quirúrgica. El segundo set fue una exhibición: 6-1 a favor del dúo salvadoreño-croata, que hoy se consolida como la pareja más dominante del circuito ATP.
Arévalo y Pavic no necesitaban esta final para probar su valía: ya eran la pareja número uno del mundo antes de coronarse campeones en el Sunshine Double (Indian Wells y Miami Open). Pero su paso por el Foro Itálico ha sido un recordatorio de por qué están donde están: solidez táctica, sincronía y una agresividad controlada que intimida sin perder elegancia. 
Con este resultado, han asegurado la permanencia en la cima del ranking ATP incluso si pierden la final. Pero no están en Roma para defender una estadística. Están para dejar claro que 2025 es, hasta ahora, su año.
Este domingo, Arévalo y Pavic enfrentarán a los franceses Sadio Doumbia y Fabien Reboul, una dupla fuera del top 25 del ranking, pero que ha demostrado ser una sorpresa consistente durante el torneo. No será una final protocolaria. Será una lucha de contrastes: los favoritos con todo que perder, frente a los retadores con todo que ganar.
Este domingo, más allá del resultado, Marcelo Arévalo volverá a estar en la conversación global. No como una rareza. No como la excepción. Sino como una de las figuras más confiables del circuito, compitiendo por un título más en una temporada donde no ha dejado de sumar victorias.