El título, un guiño melancólico a la cultura de la memoria inmediata —esa necesidad de inmortalizarlo todo con un clic—, encapsula perfectamente la obsesión de nuestra era por capturar momentos que no siempre vivimos del todo. El álbum ha resonado con millones porque, en su núcleo, no es solo un disco: es un álbum de fotos sonoro. Cada track es un instante congelado, un recuerdo palpable que nos invita a revivir sensaciones que creíamos olvidadas y al mismo tiempo nos invita a estar orgullosos de ser latinoamericanos.
La música, como siempre, es un ejercicio en versatilidad. En Debí Tirar Más Fotos, Bad Bunny se atreve con sintetizadores nostálgicos que evocan los años 2000, guitarras acústicas que duelen y beats urbanos que no dejan de moverse.
Canciones como “NUEVAYol” y “DtMF” han dominado las listas globales, no solo por sus ritmos pegajosos, sino por la nostalgia y su arraigo latino. Es como si Bad Bunny se hubiera propuesto ponerle banda sonora a nuestras vidas, pixeladas y caóticas. 
Debí Tirar Más Fotos no es un álbum que solo se escucha; se siente, se vive. Y en este 2025, mientras todos tratamos de entender qué significa estar conectados, Bad Bunny ya tiene la respuesta: desconectarte, aunque sea por tres minutos y medio, para escuchar, recordar y disfrutar.