En un año en el que Donald Trump vuelve a la contienda política estadounidense, Ali Abbasi lanza una obra que no se queda en la biografía, sino que disecciona los cimientos del poder.
En El aprendiz, Abbasi nos traslada al Nueva York de los 70, donde un Trump inexperto, interpretado por Sebastian Stan, navega un mundo de corrupción, guiado por Roy Cohn, encarnado con intensidad por Jeremy Strong.
Stan entrega una interpretación absorbente, logrando los gestos y la presencia del joven Trump con una precisión inquietante, mientras Strong presenta a un Cohn complejo, atrapado entre su conservadurismo y su sexualidad reprimida.
Esta película no es solo sobre Trump, sino sobre la influencia corruptora del poder, con una estética que rinde homenaje a clásicos como El padrino.
Abbasi opta por una narrativa cruda y sin concesiones, plasmando con cámara en mano el oscuro ascenso de Trump bajo la tutela de Cohn. Sin embargo, la historia puede desafiar al espectador fuera de EE.UU., al pasar por alto algunos contextos políticos históricos clave, desde el maccartismo hasta el impacto de Reagan.
Con El aprendiz, Abbasi deja claro que estamos ante una sátira política y un testimonio brutal de cómo el poder moldea, para bien o mal, a sus aprendices y mentores.