Las secuencias de una potente guitarra explotan en una sala llena de fans que no pueden creer lo que están viendo. Linkin Park, tras siete años en silencio, ha vuelto a los escenarios. Apenas unos segundos después de arrancar, la música se detiene y Mike Shinoda, el inesperado líder de la banda, toma el micrófono: “Es genial verlos de nuevo”. La canción, la primera que lanzan en casi una década, continúa, pero la atención está en el micrófono vacío, el que solía ocupar Chester Bennington.
Entonces aparece Emily Armstrong. La sorpresa es mayúscula. Nadie esperaba que una mujer se convirtiera en la sucesora de Bennington, quien dejó un vacío profundo tras su muerte en 2017. El cambio es atrevido, pero no es la primera vez que una banda toma este tipo de decisiones. Genesis lo hizo cuando Phil Collins reemplazó a Peter Gabriel, y No Doubt, tras perder a su vocalista, encontró un nuevo camino con Gwen Stefani.
En pleno aniversario de “Numb”, uno de los hits más grandes de Linkin Park, este regreso no solo remueve emociones, sino que también parece tener un tinte de nostalgia bien calculado. Y lo hacen sin rodeos: de golpe, y sin mirar atrás. 
Al parecer, habrá Emily Armstrong y Linkin Park para buen rato.