A través de esta colección, que incluye la emblemática zapatilla Gazelle y el taco F50, ambos buscan llevar a sus seguidores una representación de raíces compartidas y valores comunes: la humildad, la dedicación y el estilo propio. En un mercado saturado de colaboraciones, esta se distingue por una autenticidad genuina que apela a una audiencia multicultural en el centro de un fenómeno global.
Es una fusión que va más allá de lo comercial. A diferencia de las colaboraciones tradicionales, el proyecto resalta una búsqueda de identidad cultural que conecta a ambos artistas con sus comunidades, especialmente en un contexto latinoamericano marcado por figuras como Messi y Bad Bunny, quienes desde sus trincheras han moldeado la cultura y se han convertido en embajadores de un idioma común.
Mientras Messi elogia la autenticidad musical del puertorriqueño, Bad Bunny observa en el futbolista la constancia y la humildad que define su carrera.
Miami, el nuevo hogar de Messi, emerge como un contexto simbólico: un puente cultural donde ambos universos se encuentran y cobran vida en una era de fervor multicultural. Así, la colección no solo resulta un lanzamiento de Adidas sino también un mensaje implícito de la intersección entre la música y el deporte, como lenguaje universal y como símbolo de una generación que redefine el concepto de ícono.
En un mundo de celebridades que coquetean con la mercadotecnia, esta colaboración muestra que la influencia se expresa en más que un contrato, en algo que los seguidores encuentran en su cotidianidad.