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The White Lotus 3: quién muere, quién sobrevive y por qué no podemos dejar de verla

En su tercera temporada, The White Lotus vuelve a desafiar nuestras expectativas con un final explosivo, cargado de muertes inesperadas y giros que consolidan a la serie como un fenómeno impredecible.
HBO MAX

En la tercera temporada de The White Lotus, el paraíso vuelve a teñirse de tragedia y sátira venenosa, esta vez bajo el sol de Tailandia. La fórmula ya es conocida: turistas ricos, secretos, tensión sexual mal gestionada y una muerte (o varias) que estalla cuando menos lo esperas. Pero Mike White (director de la serie) ha elevado el caos a un nuevo nivel, regalándonos un final tan dramático como devastador.

El gran misterio de la temporada—¿quién muere?—no decepcionó. El último episodio abre con disparos que cortan el aire del resort, y a partir de ahí, todo se descompone como una orquídea marchita. Rick (Walton Goggins) asesina a su padre, Jim (Scott Glenn), en un enfrentamiento que es tanto parricidio como catarsis emocional. Chelsea (Aimee Lou Wood), atrapada entre balas, cae como víctima del fuego cruzado. Rick, consumido por el caos que él mismo desató, recibe un disparo por la espalda ordenado por la implacable Sritala, esposa de Jim.

Y como The White Lotus nunca se queda con lo obvio, aparece un segundo frente letal: Lochlan (Sam Nivola), el adolescente confundido y conflictuado consigo mismo, bebe un batido envenenado con semillas tóxicas. Pero en un último giro, sobrevive. ¿Renacimiento? ¿Metáfora de redención? Mike White no da respuestas fáciles, y ahí está el encanto o el truco de la serie misma.

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El futuro de los sobrevivientes es igualmente turbio. Timothy (Jason Isaacs) enfrenta cargos financieros en EE.UU. pero promete resistir junto a su familia, mientras que el trío Kate, Jaclyn y Laurie se despide en paz (algo que ciertamente no se vio venir). Greg (Jon Gries) observa en silencio cómo Chloe flirtea con otro hombre y él se vuelve cómplice de ello, mientras el amigo de Rick, Frank (Sam Rockwell), reza, quizás por su alma o por la suya propia. En otro rincón, Gaitok y Mook (Lalisa Manobal) se alían con Sritala, ahora en modo jefe de seguridad.

El gran triunfo emocional llega para Belinda (Natasha Rothwell), la terapeuta del alma ajena que, tras ser relegada en la primera temporada, recibe una compensación millonaria gracias a su hijo Zion. A cambio, guarda silencio sobre la muerte de Tanya, cerrando así un círculo en la trilogía White Lotus.

Y detrás de todo esto, una producción blindada como un thriller de espías: seis finales falsos, actores confundidos y un guión oculto hasta el último momento. Parker Posey, quien interpreta a Victoria Ratliff, lo resume mejor: “Fue tan estresante leerlo… lo oscuro, lo superé con creces.”

Lo que queda claro es que The White Lotus sigue siendo el espejo más incómodo y elegante del privilegio moderno. No importa cuántas tumbas se llenen en el resort: lo que realmente mata es la desconexión emocional. Y de eso, nadie escapa.